diumenge, 18 de maig del 2008

Teorías lingüísticas y psicológicas

¡Hola y bienvenidos de nuevo!

Hoy en el blog de EL de Irene tendremos la ocasión de presentarles una nueva actualización llena de experiencias: teorías lingüísticas, psicológicas, experiencias en aprendizaje de lenguas y muchas más cosas... (Ahora Irene mira a su público con expresión desafiante) ¿Estáis preparados? ¡Pues empecemos!


Teorías lingüísticas y teorías psicológicas

Supongo que, a lo largo de mi experiencia como aprendiz de lenguas, he tenido profesores que seguían algunas de estas teorías, aunque debo admitir que tengo muy mala memoria, de manera que no recuerdo muy bien como fueron las clases de lengua durante la primaria.

Sí que recuerdo un poco mejor las clases del instituto, así que me centraré en ese período. Respecto a las clases de español y catalán, que eran muy similares (Profe de “caste”: bueno, esto lo habéis dado en clase de catalán, ¿no? Pues me lo salto jajajajaja; Alumnos: ¬¬), creo recordar que seguían más bien un método que mezclaba, por una parte, la gramática tradicional, necesaria para elaborar el análisis de oraciones, que constituía una parte importante de cada curso y, por otra parte, la lingüística textual o el análisis del discurso, puesto que cada año, las clases de castellano y catalán se dedicaban a analizar textos de diferentes géneros con el objetivo de descubrir su función, el uso de los mecanismos de coherencia y cohesión y, en última instancia, de ser capaces de elaborarlos nosotros mismos. Podría decirse que, detrás de este último tipo de ejercicios, se encuentra una teoría psicológica cognitivista. Asimismo, como podrán deducir todos aquellos que pasaron por el suplicio que era la selectividad, eran unas clases bastante enfocadas a enseñar a los alumnos a aprobar este examen.

Las clases de inglés y de francés, por el contrario, se basaban casi exclusivamente en una teoría lingüística estructuralista, pues las clases consistían en realizar ejercicios de repetir las estructuras que nos enseñaban o de rellenar huecos (y volvemos al mítico “¿present simple o presente continuos?”… no lo abandonemos, él nunca lo haría…), en repetir diálogos que escuchábamos en un cd (porque la tecnología ya había avanzado y con los libros ya no venía un “despreciable casete”, sino un… guauuuu, un cd… al que hacíamos caso durante la primera semana de clase, y después caía en el olvido por los siglos de los siglos), en hacer reformulación de frases, dialogar con el compañero con algún esquema tipo “Posez une question a votre copain/copine sur le dernier week-end” o… memorizar. Memorizar listas interminables de verbos regulares, irregulares, phrasal verbs, con auxiliar être o avoir, etc. etc. y más etc. Podría decirse que tras esta metodología se intuye una teoría psicológica conductista (que conduce al aburrimiento, claro jaja).

No puedo decir lo mismo de las clases de inglés que recibí en la academia, que a menudo seguían una teoría más bien generativista, en las que primaba la conversación oral y el uso de la lengua, relegando los ejercicios repetitivos a un segundo plano. La verdad es que se agradeció, porque si llegamos a tener que pasar por el present simple/present continuos otra vez, no hubiéramos respondido de nuestros actos…

Con más cariño recuerdo, al menos en lo que a utilidad se refiere (sobre todo si tenemos en cuenta que en el futuro deseo poder traducir… traducir bien, se entiende), algunas clases de lengua A y A2 que he recibido en la universidad, ya que han adoptado una teoría del lenguaje basada en la lingüística del texto y el análisis del discurso. Cuando pensé que ya conocía suficiente estas dos lenguas, voy y me encuentro con esto… toma del frasco carrasco (qué asc… no, esto no). Nunca pensé que pudiera aprenderse tanto sólo analizando mínimamente las críticas de la contra de la Vanguardia.

Por desgracia, no he tenido la oportunidad de experimentar una enseñanza completamente basada en un modelo psicológico humanista, aunque sí he tenido algún profesor que se ha guiado por sus principios, lo que se agradece enormemente, sobre todo si tenemos en cuenta que soy una persona más bien reservada que se lo piensa siempre dos veces (dos veces al cubo) antes de intervenir en clase. A pesar de que esta experiencia ha sido más bien breve, ha sido suficiente para causarme la impresión de que puede dar muy buenos resultados. Además, me parece muy interesante la concepción del aprendiz como protagonista de la clase y como persona que debe crearse una personalidad en L2.

Esto es, más o menos, todo lo que recuerdo, ¡espero no haberos aburrido demasiado! :P

“Stay tuned”, como diría Ulala, para los seguidores del videojuego o “No cambies de canal, mañana, mash”, como diría Will Smith, para el resto de lectores.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Irene... siento hacer el siguiente comentario que aportará poco a tu vida... pero lo tengo que hacer :P y es que después de leer estas líneas lo único que puedo decir es:
"jajajajajajajajajajaja" ;)
no cambias ¡ni cambies!... ya que al "leerte" siempre acabo (son)riendo incluso en épocas de tanto estrés jijiji ...
un beso y gracias por alegrarnos el día con tus comentarios adicionales en las entrada!!! :D
Liana